Hay palabras que matan; y suelen tener cómplices. No matan por ellas mismas, claro, sino por la carga que les ponemos... Lo mismo que una ametralladora. Durante mucho, mucho tiempo, la palabra cáncer mató: la gente moría de miedo al escucharla. Y están sus cómplices, esas propias de la terminología bélica que todavía hoy se usa para referirse al abordaje de la enfermedad y que -descubrieron tanto médicos como pacientes- son totalmente contraproducentes.

Hoy se diagnostican más de 115.000 nuevos casos de cáncer por año en Argentina, más de 300 por día. Pero eso no tiene por qué ser vivido como una condena a muerte. Por eso, 12 organizaciones de la sociedad civil relanzaron la campaña “Cáncer: hablemos en positivo”, exitosa en 2018, con la que se busca ayudar a pensar (y así, a vivir) el cáncer de otro modo. Por de pronto, en el marco del día que la OMS ha destinado a generar y gestionar conciencia sobre el cáncer, cambiamos la preposición para empezar a cambiar el mundo: el 4 de febrero es el Día Mundial del Cáncer (y no contra él) .

“El lenguaje bélico afianza estereotipos, mitos, miedos e inequidades. Y además no refleja la realidad: lo que la persona y su entorno viven ante el diagnóstico de cáncer no es una batalla, las drogas no son un arsenal terapéutico, y no hay vencedores ni derrotados”, destaca un comunicado conjunto de “las 12” organizaciones.

Carga violenta

Durante mucho, mucho tiempo, la palabra cáncer mató de miedo. A tal punto que, incluso hoy, hay personas que prefieren no saber, cuando saber (y actuar) a tiempo son claves. “La mayoría de las personas con cáncer manifiesta que la carga violenta de las palabras no ayuda a su estado de ánimo y, por ende, no beneficia a su recuperación. Las palabras bélicas los ponen en el lugar de ganar o perder. Al mismo tiempo, cambiar el léxico y hablar sin eufemismos evita el temor a los controles que favorecen la detección temprana del cáncer”, destaca María Alejandra Iglesias, presidenta de Asociación Civil Sostén, una de “las 12”, que brinda apoyo, orientación y asesoramiento a personas con cáncer.

“El cáncer no es EL cáncer. No es una mala palabra y mucho menos sinónimo de muerte. Es un enorme conjunto de enfermedades que sólo tienen el nombre en común”, destacó hace más de un año a LA GACETA Matías Chacón, presidente de la Asociación Argentina de Oncología Clínica.

“Tenemos que animarnos a hablar de cáncer, pero a hacerlo con las palabras precisas, sin tabúes, sin prejuicios, sin estereotipos; poniendo sobre la mesa el tema seguramente podamos contribuir a mejorar la prevención y a la detección a tiempo, dos aspectos indispensables para mejorar la supervivencia”, subraya, casi un año y medio después.

Avances

En ese breve tiempo, los avances terapéuticos le dan la razón casi todos los días. Cada vez con mayor frecuencia se logra la remisión de la enfermedad, o se la controla; pasa con los cánceres de mama, de colon, de piel o de próstata; con ciertos tipos de leucemia... Y si no es posible, se alarga la sobrevida y esta es de mucho mejor calidad.

Hay muchas buenas noticias para dar. Sin ir mas lejos, en los primeros días de enero la Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) aprobó en nuestro país el uso combinado de dos drogas que logran la remisión de ciertos tipos de leucemia crónica en nueve de cada 10 pacientes (Ver nota aparte).

Otra: ya hace un tiempito que muchos tipos de cáncer pueden tratarse sin quimioterapia, y eso representa para los pacientes: posibilidad de seguir trabajando, conservar la rutina, sentirse mejor y, por sobre todo, obtener mejores resultados en el control de su enfermedad.

Estilo de vida

Por otro lado, se sabe los riesgos de contraer muchos tipos de cáncer (entre ellos, el de pulmón, uno de los más mortíferos) se pueden disminuir mejorando el estilo de vida: no fumando, con alimentación variada y equilibrada, limitando el consumo de alcohol, realizando actividad física y protegiéndose del sol.

Hay además cánceres claramente prevenibles, como el de cuello de útero y el de colon, que no deberían ya causar más muertes (pero lo siguen haciendo, por falta de información y de conciencia en la población), y las chances de curar o controlar otros cánceres son muy elevadas si el diagnóstico se realiza a tiempo, como en los de mama, piel o próstata.

“Debemos cambiar la terminología, porque el cáncer no es la peor de las enfermedades. No nombrarla, aunque parezca increíble, puede provocar que los pacientes teman ir a la consulta. Tenemos que lograr que la gente le pierda el miedo al cáncer. Las palabras que utilizamos pueden asustar o ayudar en el diagnóstico precoz”, destaca Analía Montórfano, asistente general de la Fundación Tiempo de Vivir. Y el diagnóstico precoz, en muchos, muchos casos, salva vidas.

Leucemia en adultos

Vuelta de tuerca a dos drogas ya aprobadas

La oncohematología, una de las áreas que más avances experimentó en los últimos años, ha cambiado dramáticamente el manejo de varias enfermedades. Y las buenas noticias se siguen sumando: acaba de aprobarse en nuestro país para la leucemia linfocítica crónica, la más frecuente en adultos, el uso de dos drogas, que ya estaban disponibles y aprobadas, pero que combinadas permiten que nueve de cada 10 pacientes remitan, es decir, que su enfermedad llegue a niveles indetectables, y sostengan esa remisión en el tiempo. Además, es un tratamiento que debe seguirse por dos años y allí se frena. “Confiamos en que es sólo cuestión de tiempo hasta que la ciencia nos permita curar definitivamente leucemias como esta”, se esperanza con fundamento Fernando Piotrowski, paciente con leucemia y director ejecutivo de la Asociación Leucemia Mieloide Argentina.  

Tumores de mama

Tomados a tiempo se cura el 90 %

“El objetivo del tratamiento del cáncer de mama temprano es la curación, por eso las pacientes deben recibir el mejor tratamiento disponible para su patología. Si detectamos un tumor de menos de un centímetro y sin ganglios comprometidos en la axila, podemos decir que su chance de curación es mayor al 95%”, Valeria Cáceres, jefa del Departamento de Oncología Clínica del Instituto Oncológico Ángel H. Roffo, dependiente de la UBA. De entre los cánceres de mama, el HER2 positivo es muy especial, porque las pacientes expresan una proteína de alta agresividad. Y hay novedades para ellas: una combinación de dos anticuerpos monoclonales que demostraron ser capaces, en tratamiento post cirugía, de reducir en un 19% el riesgo de recurrencia de la enfermedad, informó Cáceres. Este porcentaje es aún mayor en pacientes que presentaron ganglios positivos (23%).

Cáncer de cuello de útero

Nadie debe morirse por estos tumores

“Es hora de poner fin al cáncer cervicouterino”, es el lema de la campaña del la Organización Panamericana de la Salud para el Día Mundial del Cáncer, y destaca: “ninguna mujer debería morir por cáncer cervicouterino, ya que es una enfermedad que se puede prevenir”. Esto es así porque se conoce la causa de más del 90 % de los casos: ciertas cepas del virus de papiloma humano. Sin embargo, en 2017 fallecieron en Argentina, por cáncer cervicouterino, cerca de 2.000 mujeres. Y las previsiones estimaban un aumento de los casos. Duras cifras que no tiene por qué ser: las lesiones precancerígenas tardan unos 10 años en volverse tumores, así que con controles periódicos se las detecta a tiempo. Además hay cómo autotestear presencia del virus (las pruebas están disponibles en el sistema de salud) y vacunas para proteger a niñas y niños antes de que se vuelvan sexualmente activos.

De colon

Es un cáncer muy fácil de prevenir

Se toman muestras de materia fecal (uno mismo en su casa, con un kit disponible en el sistema público de salud), donde se buscará sangre oculta. Si no hay, está todo bien. Si hay, se indica una colonoscopia (con un tubo flexible que tiene una cámara se examinan el colon y el recto). Se realiza bajo anestesia y, si encuentra pólipos, los puede extirpar en el momento. Casi siempre se produce primero un tipo de lesión llamado pólipo (crecimiento anormal de células de la mucosa del intestino); este puede transformarse en tumor si no se detecta a tiempo. Pero ese “tiempo” es muy prolongado: pueden pasar 10 años.

Cuentos

“Una historia que contar”

Es una buena oportunidad para hablar en positivo: el sitio web Oncología Esperanzadora lanzó un certamen literario para que pacientes oncológicos pueden compartir sus vivencias en primera persona. Atención: si te interesa participar tené en cuenta que se recibirán trabajos hasta el 25 de febrero, y los resultados estarán en marzo. Se propusieron tres premios en efectivo: el primer puesto se llevará $ 10.000, el segundo $ 5.000 y el tercero $2.500. Las tres narraciones ganadoras se publicarán en diferentes revistas médicas, sitios webs y medios de divulgación especializados. Consultar en oncologiaesperanzadora.com

Punto de vista

La fuerza de la psicooncología

Por Florencia Luchin / Lic. en psicología por la Universidad Austral

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo. Uno de cada seis fallecimientos es consecuencia de alguno de sus tipos. De acuerdo a las cifras del Instituto Nacional del Cáncer, la Argentina ocupa el 7mo. lugar en la Región de América, con 217 casos por cada 100.000 habitantes. El cáncer es una enfermedad compleja, que compromete a la persona que la padece, generando en ella un estrés socioemocional que altera su calidad de vida. Recibir el diagnóstico y afrontar los duros tratamientos, implica para al paciente superar necesidades, no sólo de atención médica, sino también emocionales y sociales. 

El dato esperanzador es que, gracias a la detección temprana de la enfermedad, y a los avances en los tratamientos oncológicos, en los últimos años se ha incrementado el número de pacientes que logran atravesar con éxito dicha enfermedad. Aún así, los pacientes experimentan, conscientemente o no, el dolor físico, psicológico, social y espiritual de atravesar el proceso de la enfermedad, tras la amenaza de su reaparición o de la muerte. De allí, la importancia de la atención psicoterapéutica.  Como profesionales de la salud, nos enfrentamos al desafío de dar respuesta a estas nuevas necesidades de tratamiento, entendiendo que, si las demandas emocionales del paciente están contenidas, estaremos modificando y mejorando su calidad de vida.

Sabemos que, quién sufre una enfermedad oncológica no solo enfrenta problemas de salud, sino que atraviesa un “duelo”, producto de la adaptación a una serie de pérdidas referidas a la estabilidad y seguridad que solía tener antes de padecer la enfermedad.  

En tal sentido, la Psicooncología, como especialidad, busca mediar y aliviar el dolor de los pacientes, desde una mirada holística. Esto es: mediante un abordaje integral del paciente, entendiendo la importancia del trabajo interdisciplinario, y con una mirada biopsicosocial, donde la psicooncología juega un papel fundamental. Su objetivo es aliviar síntomas psíquicos y tratar de alcanzar una mayor humanización de los tratamientos. La psicooncología busca resguardar las necesidades psicológicas asociadas a este proceso mórbido. 

Se ocupa de estudiar las respuestas emocionales de los pacientes, sus familias y el equipo médico; las variables psicológicas, sociales y conductuales que influyen en la prevención, riesgo y sobrevida de estos pacientes. La intervención psicológica en el ámbito oncológico, favorece el ajuste emocional en todas estas áreas afectadas. Debemos entender el rol del psicooncólogo en el equipo de salud y lo que la psicooncología tiene para ofrecer. 

Si logramos potenciar sus resultados, estaremos brindando nuevas herramientas, a los avances y decisiones de la medicina oncológica. Es el momento de actuar. Hoy más que nunca, la capacitación de los profesionales del ámbito sanitario resulta clave para indagar los problemas de adaptación del paciente a la enfermedad, con el fin de asegurarle una mejor calidad de vida.